martes, 5 de octubre de 2010

tacones de charol

El mundo palpita,
la gente muere.
Ésta soy yo.

Cuando mis manos
disueltas en jabón;
cuando violan
las lenguas mi intuición.
Ésta fui yo.

Dispersa en
la sombra de la nube,
recargando mis codos
en montañas
que lamentan ser
escupidas por el aire.

Micelas de arrugas,
lagañas brillan a
contraluz.

El corazón es un gigante
transversal come ansias,
deposita sus dedos
en la nube que me carga
para sangrarles pues,
tras haber decapitado
colores afóticos
de éste espejo oxidado.

Dejé de mirar
cuando precaución de banqueta
me pisó.